Lisboa



Ciudad decadente donde las haya, de oscuras luces y rincones mágicos.

Al caer el sol las sombras son más profundas y cada una de sus farolas marcan el trazo de las calles, envolviendo con su luz fachadas que han logrado permanecer en pie el paso de los años.

Resistente ante los desastres sufridos; invasiones, terremotos y un gran incendio la azotaron, dejando cicatrices en la ciudad pero a la vez confiriendole una estética inigualable.

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